Eso es una pequeña parte del cuento "Calabaza asada" de Elín Pelín.
...Sus ojos involuntariamente examinaron el trozo de calabaza azucarado y con corteza seductoramente quemada y su garganta se llenó de saliva.él tenía miedo de tragar porque no quería que se dieran cuenta de su debilidad.
-Tome,tome,no tenga vergüenza.Yo no había puesto ni un poco de calabaza en mi boca desde muchos años y a pesar de eso mi estómago la acceptaría.
-No puedo,señor,mi estómago no la aguantará.-respondió el anciano i dijo para sus adentros-"Qué tonto soy!Tenía que tomar un trozo..."-
Para no estar más frente a la tentación,él se despidió y salió de la casa...
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